La historia de las facultades platenses

En el 129º aniversario de nuestra ciudad, el diario El Día publicò este artículo sobre las 17 facultades que integran la Universidad Nacional de La Plata
Está dedicado a su historia y sus comienzos pero también a sus logros más recientes.
Si la Universidad fuera una inmensa casa -una de altos estudios, como se le suele decir-, habría que imaginarse que cada una de las 17 facultades que la integran serían algo así como las habitaciones que le dan vida y verdadera razón de ser. Algunas más grandes que otras. Con recuerdos más viejos o con historias más cercanas en el tiempo. Pero todas, a su manera y desde su particular cronología, forman parte de una institución surgida en 1889 -cuando los senadores provinciales Rafael Hernández, Emilio J. Carranza, Marcelino Aravena y Valentín Fernández Blanco presentaron un proyecto de Ley para crear una Universidad Provincial en la ciudad de La Plata- y nacionalizada en 1905, cuando Joaquín Víctor González, en ese entonces Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, dio forma a su idea de crear una Universidad Nacional sobre la base de la universidad provincial existente.
Hoy, más de cien años después de aquellos primeros pasos, la UNLP es una casa de prestigio académico donde estudian cerca de 100 mil estudiantes y de cuyas aulas egresan anualmente alrededor 4.500 profesionales. Su oferta académica incluye 118 carreras de grado -155 títulos- y 166 de posgrado (el 85% están acreditadas o en trámite por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria -CONEAU-), además de unos 500 cursos de posgrado. Cuenta además con 49 cátedras libres dependientes de la Presidencia, que se suman a las muchas que funcionan en las facultades.
Es por todo ello que, a través de 17 notas cuidadosamente seleccionadas, en esta entrega especial se hace un repaso histórico por todas las unidades académicas que con el paso de los años fueron forjando la verdadera identidad de la UNLP. Desde aquellas carreras que comenzaron a dar sus primeros pasos a fines del siglo XIX hasta las facultades que obtuvieron tal categoría en los últimos años pero que, a fuerza de hechos y logros que traspasan las fronteras ya no sólo de la Ciudad sino del país, se convirtieron en centros emblemáticos y de referencia académica para la capital provincial.
La idea, simplemente, es retratar el origen y el crecimiento de cada una de esas facultades para, a través de ellas, de sus nombres y sus lejanas o cercanas fechas, relatar un pedazo importante en la historia de la Ciudad que hoy celebra un nuevo aniversario. Es una historia que nos pertenece y que se sigue escribiendo a diario con el trazo mayúsculo de las grandes cuestiones.

Arquitectura: un sueño construido en la década de los cincuenta

A principios de los años 50 la facultad de Ingeniería abrió un departamento dedicado a la enseñanza de la arquitectura. Fue el comienzo de un fructífero camino académico que aún hoy sigue creciendo
Si bien la enseñanza de la arquitectura comenzó en La Plata a partir de 1952, dentro de un departamento de la facultad de Ingeniería y dictada como carrera independiente, fue a mediados y fines de la década del cincuenta cuando el estudio de esta disciplina encontró un verdadero horizonte académico.
En el año 1956 se creó el Departamento de Arquitectura dentro de la facultad de Ingeniería, el cual estaba a cargo del arquitecto tucumano Hilario Zalba. Pero fue recién en la asamblea universitaria del 23 de octubre de 1959 cuando se aprobó la idea que dio el puntapié inicial a todo: quienes estudiaban arquitectura deberían tener su propia facultad.
Aquella vez, en plena asamblea, el ingeniero Laghman pidió la palabra y se sumó a un acalorado debate argumentando lo siguiente: “Actualmente se inscriben 300 alumnos por año en Arquitectura. El arquitecto llena hoy día una importante función social y no es ya un universitario escogido para trabajos escogidos...”
Pese a la aprobación, debieron pasar casi cuatro años para que la nueva facultad tuviera su propio edificio. Fue a fines del 63, cuando, durante el mandato del arquitecto Alfredo Kleinert, se proyectó la organización definitiva de la facultad en los terrenos que ocupa actualmente.
El diario EL DIA lo reflejó en su edición del 5 de diciembre de 1963: “Las instalaciones a inaugurarse en la fecha aportarán características sumamente nuevas para nuestro medio. Siguiendo los lineamientos de una arquitectura racional, el empleo de los materiales se ha llevado a cabo con excelentes resultados, habiéndose obtenido una composición modular construida sobre la base de una estructura realizada en madera laminada, utilizando placas de consolite y amplios ventanales (...) El edificio consta de dos cuerpos: en uno de ellos están ubicadas tres aulas de 100 metros cuadrados cada una y otra de 300. En el otro está situado el gran taller de 1.000 metros de superficie que cuenta con iluminación cenital...”
En 1965 se llamó a concurso de profesores titulares permitiendo formar el Honorable Consejo Académico, que eligió como primer decano a Alfredo Kleinert. Desde entonces, el crecimiento de la facultad de Arquitectura y Urbanismo ha sido constante, reflejando tanto en lo institucional como en lo espacial los diferentes procesos políticos y sociales que vivió nuestro país.
A partir de 1984, una vez recuperada la democracia, la facultad inició un camino de reconstrucción en el marco de una Universidad autónoma, gratuita, de libre ingreso y cogobernada.

Bellas Artes: el arte como forma de vida

Esta gran institución formadora de artistas tuvo sus sedes en el Museo de La Plata y el Teatro Argentino antes de llegar a su actual edificio a mediados de la década del 30
La facultad de Bellas Artes tiene como antecedente la creación de la carrera de dibujo en el Museo de Ciencias Naturales en 1905. Pese a las interrupciones provocadas por las sucesivas dictaduras, actualmente es una unidad académica que cuenta con una matrícula aproximada de 17.000 alumnos; 1300 docentes; 350 investigadores; una editorial que publica textos con referato internacional; 7 departamentos y 30 carreras que otorgan títulos de grado de Licenciado y Profesor en las diferentes disciplinas.
Su historia comenzó a principios del siglo siglo XX en el Instituto de Artes y Oficios y Artes Gráficas, dependiente del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación. El 12 de agosto de 1905 la Universidad de La Plata, hasta entonces provincial, fue transferida a la Nación y en ese mismo convenio distintas instituciones ya existentes pasaron a conformar la Universidad Nacional, entre ellas el Instituto de Artes.
En 1906 adoptó el nombre de Academia de Dibujo y Bellas Artes, considerada parte integrante de los organismos del Museo y funcionando en el edificio del Paseo del Bosque, en la sala de Paleontología. El primer título que brindó la Academia fue el de Profesor de Dibujo y tuvo en aquel momento 40 alumnos inscriptos. Ese mismo año le fueron donadas las réplicas del Moisés y de Laocoonte que aún hoy se exponen en el hall central de la institución, ubicada en diagonal 78 entre 8 y Plaza Rocha.
En 1924, debido a una reestructuración de la enseñanza de las artes dentro del ámbito de la Universidad, se dio lugar a la creación de la Escuela Superior de Bellas Artes sobre la base de la Escuela de Dibujo y comenzó a funcionar en la sede del viejo Teatro Argentino. Surge en aquel momento la inquietud de dotar a la Escuela Superior de un edificio propio y se concibe como lugar indicado el solar que la Universidad poseía frente a Plaza Rocha. En 1926 comenzaron las obras de construcción del nuevo edificio que culminaron después de diez años.
La Escuela Superior de Bellas Artes comprendía la enseñanza de música, pintura, escultura y grabado. Además se enseñaba dibujo, dibujo técnico y se brindaba un curso elemental de dibujo para obreros. En 1924 la propuesta pedagógica de la escuela era una síntesis de las dos concepciones sobre las que se había forjado: por un lado, la de la academia de bellas artes; y por otro, la de escuela de dibujo técnico, entendida como auxiliar de la enseñanza científica universitaria.
En 1937 se llevaron a cabo distintas reformas en los planes de estudio, elaborándose un programa de acción cultural, un reglamento general y un proyecto de aranceles. Los nuevos contenidos curriculares intensificaron los estudios artísticos y se los vinculó a la facultad de Humanidades en lo relativo al área pedagógica. Entre 1948 y 1953 se publicó la Revista Imagen, órgano oficial de la Escuela Superior, que consignaba la actividad cultural y artística que envolvía a la Escuela.
Una nueva reforma tuvo lugar en 1961 donde se crearon carreras en plástica y en música (Historia de las Artes Plásticas, Historia de la Música y de Educación Musical). Además, se instauraron los estudios de Diseño a título experimental, dividido en dos ramas: Diseño en Comunicación Visual y Diseño de Arte Industrial y se constituyó el departamento de Cinematografía con su carrera de Realizador.
En 1973 se creó formalmente la facultad de Artes y Medios Audiovisuales, dejando atrás la etapa de Escuela Superior que, al año siguiente, adoptó su nombre actual, el de facultad de Bellas Artes. Ese mismo año comenzó a funcionar el Instituto de Historia del Arte Argentino y Americano.
Hacia 1976, la Argentina el clima represivo predominante en nuestro país se trasladó al interior de las universidades nacionales. Gran número de docentes y estudiantes fueron perseguidos, cesanteados, desaparecidos y asesinados. Los contenidos curriculares sufrieron un nuevo direccionamiento ideológico. Ya en el ‘74 la carrera de Cine se había declarado en extinción y finalmente fue cerrada una vez instalada la dictadura militar, al igual que las carreras de Mosaico, Vitral (1980), Mural (1981) y las carreras de instrumentos musicales como Violín, Canto, Guitarra y Piano.
En 1982 comenzaron las reuniones para organizar el centro de estudiantes de la facultad, formándose para tal fin el COCEBA (Comisión Centro de Estudiantes de Bellas Artes), y se realizó la primera elección en 1983, con el regreso de la democracia. Al año siguiente se creó también la Comisión de Reapertura de la carrera de Cine que finalmente logró que se reiniciara la actividad hacia 1993.