Informática: joven y afianzada en la era digital

Comenzó a fines de los sesenta como una ciencia que ayudaba y complementaba al cálculo matemático pero que, con el avance de los años, el propio futuro y los avances tecnológicos hicieron crecer
La facultad de Informática, creada en 1999, es el producto de un proceso del crecimiento y desarrollo del departamento de informática que existía en la facultad de Ciencias Exactas. La informática, en sus inicios considerada una ciencia subsidiaria del cálculo matemático, fue creciendo junto con su campo de conocimiento e incumbencia hasta transformarse en una disciplina independiente.
El punto de partida habría que ubicarlo en el año 1966, cuando la UNLP creó la carrera de Calculista Científico, al mismo tiempo que en la Universidad de Buenos Aires se impulsaba la de Computador Científico con el respaldo de precursores como los doctores Gordon y Sadosky. Se trataba de carreras con fuerte contenido matemático orientadas a incorporar la programación de aplicaciones sobre computadoras, especialmente dentro del ámbito científico. La carrera de Calculista de 1966 tenía sólo dos asignaturas “informáticas”: Computación I y Computación II.
La palabra “Informática” no se utilizaba y sólo los más progresistas hablaban de “Matemática Aplicada”. Cuando la Universidad local incorporó primero la computadora IBM 1620 y luego la IBM 360/50, se produjo un gran movimiento hacia la utilización de la computadora como herramienta de cálculo y llevó a la creación, en 1969, del CeSPI (Centro Superior para el Procesamiento de Información).
Desde fines de los 70 fue una política prioritaria la formación de recursos humanos y el desarrollo científico del campo por lo cual se creó el CeTAD (Centro de Técnicas Analógicas y Digitales), conducido por el ingeniero Antonio Quijano. Este grupo dio origen, luego, al primer Laboratorio de Investigación en Computación.
La última y salvaje dictadura castigó con extrema dureza a la Universidad y afectó severamente a las diversas facultades y a la carrera de Calculista Científico, la cual fue “congelada” a través de la implementación de un cupo; a la vez, se cerró la carrera de Licenciatura en Matemática Aplicada y destacados profesores debieron exiliarse.
En 1980, se incorporó la primer microcomputadora Zeus con sistema operativo CPM, lo que significó el primer aporte de equipamiento luego de casi 8 años. En 1983 nació una nueva conciencia generalizada sobre la necesidad de desarrollo de la Informática, tanto en el Departamento de Matemática de la facultad de Ciencias Exactas como en otros ámbitos de la Universidad. Al mismo tiempo, el núcleo que hacía investigación en el CeTAD comenzó a publicar en el país y en el exterior.
El despertar de la democracia, luego de los oscuros años de la dictadura militar, generó así una gran fuerza creativa que comenzó a dar sus frutos, entre otras cosas, con la creación del Laboratorio de Investigación en Computación.
Hacia esos años de la vuelta a la democracia la demanda de alumnos interesados por estudiar Informática (aún Calculista Científico) superó todos los pronósticos y la cantidad de inscriptos se acercó al 50% de los alumnos de la facultad de Ciencias Exactas y casi igualó a los inscriptos de la facultad de Ingeniería.
Ya en 1984 se comenzó a hablar, en el seno de la Universidad, de Escuela Superior o Facultad de Informática como un proyecto a futuro. En ese año la inscripción a la carrera fue de casi 800 alumnos. Y para 1998, el Departamento de Informática focalizó sus políticas estratégicas en función de lograr la definitiva institucionalización hacia el interior de la UNLP con la creación de la Facultad de Informática. Con el apoyo unánime de los docentes y un gran consenso de los alumnos y graduados, el proyecto comenzó a transitar las aulas, los laboratorios, los despachos y también los pasillos de la facultad de Exactas, fortaleciendo así el objetivo de ser una unidad académica propia.
Así las cosas, la solidez de la propuesta de creación de facultad encontró eco en la comunidad político académica de la Universidad y el 1 de Junio de 1999 el proyecto fue aprobado por unanimidad en el Consejo Superior de la UNLP.
Como una forma de solucionar el déficit de espacios áulicos se habilitó, a partir del año 2004, un anexo de aulas en el edificio de la calle 49 entre 4 y 5, contando con cinco aulas que permitieron mejorar la distribución en bandas horarias de los cursos de grado. A partir de ese año, este edificio se conectó a la intranet de la UNLP.
Actualmente, mucho tiempo después de dar sus primeros pasos, la facultad cuenta con un edificio propio donde se realizan las actividades de docencia, investigación y extensión, en el marco de la ejecución de la primera etapa de infraestructura. Se espera que el próximo mes se inaugure una nueva etapa que proveerá de más aulas y nuevos espacios de encuentro para su comunidad universitaria.