Ciencias Astronómicas y Geofísicas: todo empezó mirando al cielo

El pasaje del planeta Venus delante del Sol en 1882 fue el motivo perfecto para pensar en la creación de un observatorio astronómico en nuestra región
Antes de fundar La Plata, el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha, había considerado necesario y vital que la región tuviera un adecuado relevamiento cartográfico, cuya realización se vería favorecida por la instalación de un Observatorio Astronómico. En diciembre de 1882, el pasaje del planeta Venus delante del Sol -hecho astronómico de atracción mundial- generó verdadero interés entre los especialistas de la astronomía, quienes colaboraron con sus pares franceses para determinar el mejor lugar de observación en estas tierras. A pesar de que la observación no pudo realizarse por malas condiciones climáticas, los instrumentos que la Provincia había encargado para ese objetivo de observación sirvieron de soporte inicial al Observatorio de La Plata.
Cuando en 1905 Joaquín V. González promovió la nacionalización de la Universidad de La Plata, lo hizo pensando en otorgarle, sobre todo, un carácter científico y experimental, como correspondía al pensamiento positivista de la época.
La necesidad de formar astrónomos obligó en 1935 a la creación de la primera Escuela de Ciencias Astronómicas y Conexas, primera de Latinoamérica, que abarcaba entonces la Meteorología, la Sísmica y el Geomagnetismo. En 1948 la Geofísica cobró entidad propia y se creo dicha carrera en el ámbito del Observatorio. Y en 1982 el Observatorio y la Escuela Superior de Astronomía y Geofísica se fundieron en la unidad académica designada con el nombre que hoy tiene esta facultad.
“Para mí el Observatorio tendría dos o tres años más porque realmente se empieza a hablar del mismo en 1881 -dice Raúl Perdomo, astrónomo y vicepresidente institucional de la UNLP-. El entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha, sostenía el gusto del estudio de las ciencias en todas sus manifestaciones y esto era un pensamiento similar al de Sarmiento al fundar el Observatorio de Córdoba”.
“¿Por qué se celebra nuestro aniversario el 22 de noviembre de 1883?”, se pregunta Perdomo, y él mismo responde: “porque es la primera vez que se habla sólo del Observatorio y en decretos anteriores se lo mencionaba como un ítem más; al designar al teniente francés de la marina Francisco Beuf, como director de la construcción del edificio, se designa sólo al Observatorio. Curiosamente a Beuf se lo designa como Director de las construcciones de dicho edificio”.
Para Perdomo, “el cielo interviene de manera decisiva en la creación del Observatorio de La Plata. Como ustedes saben, hubo un tránsito de Venus por delante del sol y Dardo Rocha fue interesado por el Observatorio de París para que la Provincia colabore con una misión extranjera que vendría a estas latitudes. El Observatorio contuvo desde el primer día a la astronomía y la geofísica; las observaciones astronómicas iban siempre asociadas a las observaciones meteorológicas. En el decreto de designación de Beuf también se encomienda entre otras tareas la determinación de coordenadas en 50 puntos en la provincia de Buenos Aires para servir a fines cartográficos. Esto se concretó 100 años más tarde cuando aquí se hizo la red GPS de alta precisión de la provincia de Buenos Aires”.
Fue así que, hacia fines de siglo XIX y en unos pocos años, se organiza toda esta puesta a punto de conocimientos astronómicos. “Cuando uno piensa en lo que ahora nos cuesta comprar instrumentos o hacer un edificio -reflexiona Perdomo-, es impresionante ver que en menos de veinte años se hizo todo”.
Por aquellos años, claro, había más instrumentos que personas que los pudieran usar. Pasaron entonces veinte años en los que se avanzó muy poco. El momento en que el Observatorio despega, según palabras del propio vicepresidente de la UNLP, es en 1911, cuando viene William Hussey a hacerse cargo de la dirección y Félix Aguilar y también Bernhard Dawson. Aguilar seguirá unos treinta años más y marcará el camino del Observatorio definitivamente.
Muchos años después, en 1982 y como un gran logro del ingeniero Pastor Sierra, se consiguió que la Escuela pase a ser facultad. “Fueron tiempos de grandes cambios -dice Perdomo-, aquellos calculistas que tenían un rol fundamental pasan a segundo plano con el advenimiento de computadoras; con ellas se multiplican los trabajos de investigación. Esto ocurre en los últimos 25 años. También se profundiza la relación con el CONICET, hay becas externas y seguimos de la mano como entendemos que debe ser”.