Ciencias Agrarias y Forestales: allá lejos y hace tiempo

Pionera en el país de los estudios de las ciencias agropecuarias, nació en el establecimiento de Santa Catalina, en Lomas de Zamora. Sus orígenes se remontan a 1881
En medio del frondoso Bosque, casi 1.700 alumnos se preparan para un futuro que los encontrará como ingenieros agrónomos o ingenieros forestales. Lo hacen en un espacio educativo que nació como pionero nacional del estudio de las ciencias agropecuarias, en el antiguo predio de Santa Catalina -Lomas de Zamora-, en 1881, compartiendo la génesis con la facultad de Veterinaria platense y dentro de la estructura académica de lo que era todavía la Universidad de la provincia de Buenos Aires. Las actividades rurales comenzaban a cobrar relevancia en el extendido territorio bonaerense y surgía la necesidad de capacitar profesionales para intervenir en la vasta producción a la que daba lugar el campo.
La publicación editada en 2006 por el equipo de conducción de Santa Catalina (dependiente desde 1921 de lo que hoy es la facultad de Ciencias Agrarias y Forestales -FCAyF-), “125 años de los estudios agronómicos y veterinarios”, da cuenta de los inicios del emblemático establecimiento, que comenzó a funcionar como chacra modelo bastante antes de inaugurada la enseñanza superior, pues fue adquirido en 1870 por la Sociedad Rural, a instancias del profesor Isidoro Salustrio con la finalidad de desarrollar una “Escuela Práctica de Agricultura” para instruir en la especialidad a un grupo de niños huérfanos del Asilo Provincial.
José Hernández, autor del Martín Fierro, senador provincial y de gran actuación en la vida política de esos tiempos, propuso jerarquizar la formación agropecuaria. Su pedido fue atendido por el entonces gobernador de la Provincia, Dardo Rocha, y en 1881 se creó el Instituto Agronómico-Veterinario. El cambio implicó elevar la educación a un sistema más completo, con enseñanza teórica y experimental. Se otorgaban dos títulos: el de ingeniero agrónomo y el de médico veterinario.
El 6 de agosto de 1883 (fecha que dio origen a la celebración del Día del Agrónomo), comenzó el dictado de clases con 16 alumnos. Una curiosidad aparece en el libro donde se asentaba la matrícula y es que, por las creencias supersticiosas de la época, figuran 17 inscriptos. Nadie quiso ocupar el registro número 13 y ese lugar fue completado con un joven que no rindió el examen de ingreso.
Según consta en el material recogido en Santa Catalina, el Instituto Agronómico-Veterinario tenía como objetivo “aplicar los descubrimientos de la ciencia a las diversas ramas de la producción animal y vegetal, formar hombres expertos y observadores capaces de mejorar los procedimientos de la explotación del suelo”. Los planes de estudio se dividieron en cuatro años.
El lugar era único en su tipo. Contaba con un haras que constituyó la primera cabaña de importancia en la Provincia; además, poseía aulas y gabinetes, departamentos de servicios, estación agronómica, departamento de maquinarias, granja, hospital de clínica veterinaria, lechería, habitaciones para profesores, capilla, gimnasio, talleres de carpintería, herrería, talabartería, huerta y apiario.
Otra dependencia de gran importancia era el conservatorio de vacuna animal”, primero en Sudamérica que durante veinte años proveyó de vacunas a todo el país, Uruguay, Brasil y Paraguay.
En 1889 el Instituto se instaló en la avenida 60 ya bajo la denominación de facultad de Agronomía y Veterinaria de la provincia de Buenos Aires. Para afrontar los gastos del nuevo emplazamiento se hipotecó Santa Catalina. Desde entonces los estudiantes se graduaron con un título profesional de competencia que les facilitaba no sólo el ejercicio de la actividad sino también su validación en otros países.
Creada la Universidad Nacional de La Plata (1905), la facultad fue absorbida por la flamante casa de altos estudios. Hasta 1921 las ciencias agrarias y veterinarias se dictaron juntas, pero ya habían pasado 50 años del aquel punta pie inicial, el país había sufrido transformaciones y la actividad agrícola-ganadera requería de una mayor especialización. Por eso, ese año se produjo la escisión y quedaron la facultad de Ciencias Agrarias por un lado y la facultad de Ciencias Veterinarias por el otro.
Con la creación de la Escuela Superior de Bosques, en 1960 se puso en marcha la carrera de Ingeniería Forestal; y en 1990 se cambió el nombre de la unidad académica, que pasó a llamarse facultad de Ciencias Agrarias y Forestales.
En el majestuoso solar de Lomas de Zamora funcionan hoy el Instituto Fitotécnico de la Santa Catalina (UNLP) y el tambo que comparten las facultades de Ciencias Agrarias y Forestales y Ciencias Veterinarias (UNLP), además de la facultad de Agronomía de Lomas de Zamora.
El edificio de Agronomía está emplazado en medio de una magnífica joya verde: el Jardín Botánico y Arboretum “Carlo Spegazzini”. Perteneciente a esa facultad, fue fundado en 1881 y constituyó la primera colección de plantas del país conservada para la educación y la investigación. Fue el mismo Spegazzini quien implantó entonces los primeros ejemplares, muchos de los cuales aún perduran, como el roble de Eslavonia, el alcornoque y el pino Bunya, entre otras valiosas especies. El lugar posee más de 500 formas herbáceas y 679 clases de árboles. La abundante muestra representa todas las regiones del país, incluyendo las Islas Malvinas.