Ciencias exactas: pionera de un largo camino para comprender las leyes naturales

En el amanecer del siglo XX la vieja facultad de Química y Farmacia fue la base desde donde se ampliaron, con el correr de los años, los conocimientos científicos en nuestra región
El comienzo de Ciencias Exactas bien puede ubicarse en abril de 1897, cuando comenzó la actividad de la facultad de Química y Farmacia dependiente de la Universidad Provincial. En aquel tiempo integraban su primer curso un total de tres profesores y trece alumnos matriculados. La orientación de la carrera era marcadamente profesional, expidiendo el título de “Farmacéutico”.
El plan de estudios comprendía tres años y los primeros graduados de la Universidad de La Plata correspondieron a la primera colación de grados de esta facultad, que se realizó en agosto de 1901. En lo referente a la investigación científica, los estudios químicos registraron el antecedente de los análisis sobre tierras para alfarería, sales, composición de sales y minerales, realizados por Federico Schickendanz como químico del Laboratorio del Museo y publicados en el año 1896.
El proyecto diseñado por Joaquín González para la Universidad Nacional, pensemos, otorgaba un lugar central al Museo, creado en 1884 por Francisco Pascasio Moreno. En el proyecto de González, esta sería “la escuela fundamental de la Universidad, la que dé a ésta su carácter más dominante, y forma el foco más vivo y fuerte de la vida corporativa”. Debía constituirse sobre la base del Museo, “agregándole los actuales cursos de la Universidad de La Plata, de Química y Farmacia, y algunas materias de ciencias exactas y aplicadas (...) formando un solo organismo general (...) suficiente para atraer candidatos por el interés puro del saber, en un caso, y por el interés profesional en otro, ya que la experiencia ha demostrado que la actual Escuela de Farmacia llena sus fines dentro de los necesidades de la Provincia, y que el edificio del Museo, en su subsuelo y aún en los pisos principales, puede albergar con comodidad esas nuevas ramas, si fuese necesario acercarlas por sus naturales afinidades y recíproca cooperación de sus elementos”.
Desde 1905 la facultad de Química y Farmacia se incorporó entonces al Instituto del Museo con el nombre de Escuela o Instituto de Química y Farmacia, otorgando los títulos de Perito Químico, Farmacéutico y Químico Industrial (cuyos planes eran de cuatro años) y el de Doctor en Química (que comprendía cinco años). En 1908 se creó el Doctorado en Química y Farmacia. La Escuela contaba por aquellos años con laboratorios de Química Inorgánica, Orgánica, Analítica y Toxicología que funcionaban en la planta baja del Museo.
Víctor Mercante, en un censo realizado hacia 1909, apuntó que la Escuela disponía de “un espléndido laboratorio de Química Analítica Cualitativa” que funcionaba en el edificio antiguo de la facultad de Agronomía y de dos salones en el edificio de la Universidad para sus laboratorios de Farmacología y Farmacia Práctica”.
En 1919 la Escuela pasó a ser facultad autónoma: la facultad de Ciencias Químicas, que desde 1923 tuvo la denominación de facultad de Química y Farmacia. Su primer decano fue el doctor Enrique Herrero Ducloux, el primer doctor en Química recibido en el país. Esta facultad expedía los títulos de doctor en Química, doctor en Química y Farmacia, Perito Químico y Farmacéutico.
La facultad autónoma, en este primer período, funcionaba todavía en el edificio del Museo. A fines de 1920 el Consejo Superior destinó el Internado Nº 1 del Colegio Nacional (actual edificio del decanato de la facultad de Ciencias Exactas) a la facultad de Ciencias Químicas. Se tienen noticias de que la facultad está funcionando allí desde abril de 1921.
Ese mismo año, el centro de estudiantes solicitó que se pase al sistema de exámenes orales para todas las asignaturas y que se instituya un nuevo régimen de calificación. Fue para esa época cuando comenzaron las primeras excursiones a establecimientos industriales como complemento al desarrollo de la enseñanza de la Química Tecnológica.
A fines de 1922 la facultad aprobó el examen de ingreso, tomando como parámetros los que en ese momento se exigían para la carrera de Farmacia en la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, y para la de Química el de la al Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la misma Universidad. El examen consistía una prueba escrita y otra oral que versaba sobre Botánica, Física y Química en el caso de los ingresantes a Farmacia.
En 1923 La Plata fue sede de la Sección Química del Congreso Universitario, presidida por el entonces decano Abel Sánchez Díaz. Allí se discutió “la tendencia profesional de los científicos en el país” y se planteó la posibilidad de introducir una especialización mayor en el área tecnológica, de acuerdo a modelos aplicados en Estados Unidos.
Desde sus primeros años, uno de los grandes pilares de esta facultad fue sin dudas el Instituto de Física, cuya dirección estuvo a cargo de Tebaldo Ricaldoni (1906-1909).
En 1909, es bueno repasar, se contrató a Emil Bose, doctorado en Göttingen (Alemania), para hacerse cargo de la dirección del Instituto de Física, siendo su esposa Margrette su asistente. Durante la gestión de Bose se incorporaron varios investigadores y profesores extranjeros, se adquirió importante instrumental de laboratorio y se trasladó el Instituto, que hasta entonces funcionaba en una dependencia del Observatorio, al Gabinete de Física y Química del Colegio Nacional. En 1911, la Universidad Nacional de La Plata pasó por una grave crisis económica, pero el programa de sesgo experimental de J.V.González, el prestigio de Bose y la colección de instrumentos para demostraciones de Max Khol, constituían una especial combinación para sobrellevar dicha crisis.
Superada esta etapa, en 1913 se graduaron los primeros doctores en Física: José B. Collo, Teófilo Isnardi y Ramón G. Loyarte, quienes tuvieron una destacada labor docente y de investigación. Desde entonces, profesores de prestigio y alumnos desfilaron por los pasillos y aulas de esta institución. Nombres como Ricardo Gans, Enrique Loedel Palumbo, Ernesto Gaviola, Rafael Grinfeld, Juan José Giambiagi y Carlos Guido Bollini, entre otros, han sido parte de esta historia.
A partir de 1956, el Instituto de Física pasó a denominarse Departamento de Física hasta su incorporación a la facultad de Ciencias Exactas en 1968. En la actualidad, en el departamento de Física desarrollan tareas de investigación y docencia 15 profesores titulares, 3 profesores asociados y 15 profesores adjuntos junto a 29 Jefes de trabajos prácticos y 42 ayudantes diplomados.